dimarts, 27 d’abril del 2010

Dos suavos i un destí, Santiago (primera part)

Els assossiats Fernan i Tati han fet el camí de Santiago recentment. El cronista oficial de Festa Avant!, Tati, ens ho conta en tres entregues, això si que és una trilogia, i no lo del Senyor dels anells!


Como bien sabréis todos y todas, Fernan y yo hemos hecho estas Pascuas un tramo del Camino Francés (el más conocido de los ya muchos “caminos de Santiago” existentes en la actualidad). Desde Ponferrada (provincia de León) hasta Santiago de Compostela (provincia de La Coruña), para un total de 216 kilómetros recorridos a pie.

Iniciamos la aventura como digo en León, el día 2 de Abril. El aeropuerto de León es una maqueta comparado con el de Valencia. Para que os hagáis una idea sólo tiene una pista de despegue y aterrizaje y un solo hangar, una sola cinta para recoger las maletas, un solo lavabo de chicos y otro de chicas…. Nos alojamos en León esa noche, saciando el hambre en el bar de Conchín, en el casco histórico, que nos contó sus peripecias vividas en Quart de Poblet (Valencia) durante sus años de residencia allí. Así es que, habiendo disfrutado realmente poco de la ambientada noche leonesa, salimos en tren prácticamente sin dormir, de madrugada hacia Ponferrada. En Ponferrada y todavía de noche, comenzamos a caminar.

ETAPA 1: Ponferrada – Villafranca del Bierzo. Como no podía ser de otra manera nos encontramos con un tiempo lluvioso, lo que obligó a tirar mano de los chubasqueros. Para ser sinceros la pinta que teníamos transformados en hombres-condón daba para muchos comentarios jocosos pero lo importante era guarecerse de la lluvia que caía con intensidad. Pero nada de arredrarse, puesto que a mitad de jornada en nuestra clásica parada a almorzar el sol hizo su aparición y ya no dejó de acompañarnos en los días de marcha restantes hasta Compostela. Todo un lujo, viendo en nuestra posterior etapa la nieve caída recientemente.

Este primer día, conocimos a bastantes peregrinos con los que llegamos a finalizar el Camino juntos en Compostela. Os haré una breve mención de cada uno de ellos:

Damián: Este joven colombiano fue nuestra referencia a la hora de caminar durante toda la aventura. Cocinero en un restaurante de lujo en las Rozas (Madrid). El artista cargaba con una mochila de 11-12 kilos, misma carga que llevábamos nosotros. Y su paso era…., meteórico!!! De una estatura media pero fuerte como una roca, nos contó que el primer día recorrió ¡44 kilómetros! Un figura total. Nos dijo que su secreto era desayunar fuerte, sobre todo a base de Cola-Cao, almorzar un buen bocata y después hidratarse con agua a lo bestia. Además no parar a comer e ir tirando de chocolates, frutos secos, plátanos y fruta y algún Ibuprofeno que otro. Su paso fue nuestra guía para nosotros, de tal manera que aplicamos su técnica todo el Camino, y a fe que nos sirvió para poder anticipar 2 etapas nuestra llegada a Santiago.

Sisco: Sisco es un chico catalán de Lleida. Tiene un comercio y estaba completando el Camino que inició en Roncesvalles en 2007. En aquella ocasión estuvo 14 días y ahora completaba con otra semana más, para llegar a Compostela. Sisco medirá en torno a 1’85 de estatura y pesa 150 kilos. Es decir la antítesis a Damián. Su manera de caminar era muy pausada debido a su peso y llegaba siempre a los finales de etapa con 4 horas de diferencia sobre nosotros……, pero ¡llegaba! Increíblemente llegaba el tío. En una ocasión que el chaval iba muy reventado de caminar le preguntamos: ¿Qué Sisco?, ¿Te ha costado mucho llegar?, a lo que él nos respondió “Que va, no mucho,…10 euros”. El tío cachondo!!, viendo que se le echaba la noche encima y que no llegaría al albergue, llamó un taxi y listo. Esa noche no pudimos parar de reírnos con Sisco. Que además para mas señas es “Graller”, es decir un “dolçainer” como nosotros, y el día que llegamos a Compostela y entramos en la Plaza del Obradoiro tocando la dolçaina, al chaval se le saltaron las lágrimas.


Y es que hay gente en el Camino, que hace algo de trampas. Me explicaré: En nuestras etapas encontramos peregrinos a pie y peregrinos en bici. Los chavales que van en bici, se pegan unas buenas etapas de entre 70-100 kilómetros y cargan en sus macutos lo necesario para el camino, evitando mucho peso porque los repechos y bajadas son constantes. Estos cumplen su penitencia y cargan siempre con todo de etapa en etapa. Pero también hay peregrinos a pie que envían sus mochilas en coches de apoyo o en taxis, de manera que caminan descargados de peso. Pues a estos “sin mochila” les teníamos un cierto menosprecio. Así no se hace el Camino señores!!!. El procedimiento que aplicábamos para aplicar nuestra venganza particular era: 1) Observarlos desde la distancia, 2) Acelerar el paso para atraparlos, 3) Darles un mínimo de conversación “buen-rollera” y 4) Apretar el paso hasta que comenzaban a sentirse un poco asfixiados y…. dejarlos atrás…., como cohetes a propulsión!!!

El caso es que el hecho de ir con una buena cadencia a la hora de caminar nos dio para conocer a muchos peregrinos. Al principio planteábamos etapas de 25 Km., más o menos pero finalmente sacamos una media de 35 Km. aproximadamente por día, eso y tomando en consideración que las 2 últimas etapas sólo hicimos 13 Km. y 5 respectivamente. Claro está, esperando a todos los colegas que conocimos en los días anteriores. El día del record fueron 41’5 Km. de 8.37 de la mañana a 20.39 de la noche. La historia de esta 5ª etapa tiene su miga…, ya veréis.

ETAPA 2. Villafranca del Bierzo – Monte de O Cebreiro: Y sí, esta fue la etapa de la nieve, que por suerte sólo vimos, en grandes cantidades por cierto, durante los 33 km de escalada que nos pegamos. . Todos los peregrinos flipaban un poco con nosotros porque nos veían revolcarnos y jugar con la nieve. Nosotros les explicábamos que éramos de la costa y por eso jugábamos a tirarnos bolas y demás. Sin duda la etapa más dura del Camino en cuanto a esfuerzo fue esta. Tanto fue así, que faltando en torno a 5 Kilómetros para coronar la cima, a mi primero y a Fernan después nos entró una terrible pájara (para los de la LOGSE, un desfallecimiento). Y que sólo pudimos salvar minorando el ritmo hasta un tortuguismo increíble y…caramelos de limón!!!, De no ser por ellos no podríamos haber llegado hasta el…20 de Mayo por lo menos!!! En esta etapa entramos ya en la provincia de Lugo (Galicia).

Os contaré un poco ahora los alojamientos. Tanto en Castilla como en Galicia, en cada final de etapa o a pocos kilómetros de llegar o a pocos kilómetros de pasar (antes o después), existen albergues de titularidad municipal. Generalmente, como adelantábamos a muchos peregrinos, siempre llegábamos a eso de las 5 de la tarde mas o menos y teníamos sitio de sobra en los albergues. El precio por noche se sitúa en torno a 5, 6 o 7 euros. Si alguna vez el albergue municipal está lleno, siempre hay albergues privados a unos 10 euros con lo que el descanso está asegurado.

En cada albergue te proporcionan unas sabanas de fibra desechable y funda para el almohadón. Encima echas el saco de dormir aunque generalmente sueles prescindir de él porque la calefacción suele estar alta. Las literas son cómodas y la verdad es que se duerme bastante bien ya que llegas muy destrozado a los albergues y caes rendido no mucho mas tarde de las 22.30 horas.

En los albergues el ambiente es genial. La gente cuenta sus experiencias a lo largo de la etapa, cada uno pregunta de donde eres, desde donde iniciaste camino etc. Y la mezcolanza de “nacionalidades” es bárbara.

Habitualmente lo que hacíamos a la llegada al albergue primeramente era ducharnos. Una buena ducha, aprovechando que llegábamos pronto y no había “over- booking”. También poníamos una lavadora con prendas de Fernan y mías y claro utilizábamos la secadora con lo que, ya estábamos limpitos nosotros y nuestra ropa a eso de las 18.30 aprox. Todo un récord.

Así es que nos cambiábamos con ropa cómoda, (yo en mi caso chándal y zapatillas deportivas), y aprovechábamos para salir a dar una vuelta por la pequeña localidad donde nos encontrábamos.

En esa segunda etapa comenzamos a descubrir… el Orujo!!, tan saboreado por tierras gallegas. Dando una vuelta entre la nieve que había caído sobre Cebreiro, hicimos alguna visita a los distintos bares del pequeño pueblo medieval. Y claro en cada uno de ellos degustábamos algún orujo, bien de hierbas o bien de café o bien… a palo seco. Después nos enteramos que en la modalidad “a palo seco” (es decir el orujo puro, de color blanco) no lo bebía nadie!!!. Ni tan siquiera los propios gallegos!!! Si es que somos unos figuras. Menos mal que siempre cenábamos pronto, a eso de las 20-20.30 horas como muy tarde, ya que los albergues cierran a las 22.00 horas. Y así empapábamos los orujos con la cena, para evitar mareos….

Fin de la primera parte de la crónica.

2 comentaris:

Zuau ha dit...

Ni Jesus Calleja en Desafio Extrema narra de esta manera sus expediciones.

Tati, envia la crónica a cuatro...

Estamos impacientes por la segunda parte.

Henry Gondorff ha dit...

Caminante, no hay camino
Se hace camino al andar.
Has iniciado el camino de las estrellas. Tu ya lo eres con luz propia.
Germanor forever